Como Compartir tus Creencias Cristianas
La doctrina (creencias espirituales) consiste de todo lo que uno cree acerca de Dios. Algunos han dicho, “No predico (enseño) doctrina. Solamente predico a Cristo.” En efecto esto es imposible. Todo lo que se dice acerca de Dios en cualquier contexto es, por definición, doctrina. Como creyentes, todo lo que pensamos, decimos, creemos o hacemos se relaciona con nuestra doctrina o creencias.
Discípulos de Cristo comúnmente saben lo que creen acerca de muchas cosas espirituales. Sin embargo, muchos tenemos dificultad en explicar lo que creemos a personas que no entienden lo que decimos o que están confiados de que lo que ellos creen es la verdad.
Las guías de estudio y alabanza de Iglesia en Casa ofrecen muchas sesiones relacionados a diferentes doctrinas. El tema numero cinco en la lista de Guías de Estudio Bíblico y Adoración incluye trece sesiones semanales dirigidas a creencias básicas de los cristianos. Anima a tu iglesia de estudiar estas sesiones de vez en cuando.
La mejor defensa del evangelio consiste en un entendimiento claro de lo que creemos. Entonces, confiados en lo que creemos, debemos escoger palabras y ejemplos sencillos y claros para explicar lo que creemos a otra persona.
La mejor manera de hacer esto, tal vez la única manera, es practicar, practicar y practicar.
1. Estudia cada uno de los siguientes frases que explica una creencia – nada más que uno cadaPuede agregar temas a la lista según tus estudios futuros.
2. Decide lo que crees acerca de esta doctrina (creencia). Buscas en la Biblia paraLee definiciones y comentarios de otras personas, pero no los imitas. La Palabra de Dios debe ser tu autoridad final. Donde posible, escoge un versículo clave para cada doctrina. Memorízalo.
3. Pon la doctrina en tus propias palabras para que hable a tu corazón. Usa el mínimo de palabras que puedas para comunicar lo que entiendes de la doctrina.
4. Lee tu definición muchas veces para que llegue a ser parte de ti.
5. Busca una persona de confianza (preferiblemente de tu iglesia) con quien puedes practicar explicar una doctrina hasta que tengas confianza para compartirlo con alguien que necesita escucharlo.
Recuerda que, por autoridad y declaración de Jesucristo tú eres sacerdote. El Espíritu de Dios promete guiarte al entendimiento de las doctrinas bíblicas. Jesús espera que las aprendes claramente para que, cuando Él te de oportunidad, las puedes compartir con otros.
Dios
Nuestro Dios es Uno. Él es el único Dios. Es perfecto en todo aspecto. Existe eternamente en las tres personas del Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Jesucristo
Jesucristo es completamente humano y completamente divino. Es el “Hijo primogénito” (Juan 3:16). Nacido de una virgen, Jesús vivió, murió en una cruz por nuestro pecado, y resucitó de los muertos. Está sentado a la derecha de Dios, y regresará a la tierra en el momento propicio de Dios. Jesús declaró de si mismo: “Soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mi.”(Juan 14:6 RV) Jesús es Dios dentro de la divinidad – Padre, Hijo y Espíritu Santo. El Apóstol Tomas declaró así cuando dijo “Mi Señor y mi Dios”. (Juan 20:28)
El Espíritu Santo de Dios
Jesús nos da el Espíritu Santa para vivir en los que son salvos. El Espíritu de Dios enseña, guía, consuela, y da poder a la iglesia en conjunto y creyentes individuales.
La Biblia
La Biblia es la Palabra de Dios, divinamente inspirada, verdadera y autoritaria. Nos enseña los que debemos creer y como debemos vivir.
El Pecado
Cada persona es un pecador “…todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios.” (Romanos 3:23). El resultado del pecado es muerte espiritual. Por lo consiguiente, es necesario ser salvos.
La Salvación
La salvación viene a cada persona que acepta la gracia de Dios a través de la fe en la muerte y resurrección de Jesucristo por nuestra redención de las consecuencias de nuestro pecado. No podemos alcanzar la salvación por nuestras obras. Viene a nosotros como un regalo gratis cuando reconocemos y rechazamos nuestra vida pecaminosa; pedir Su perdón; arrepentirnos (cambiar la dirección de nuestras vidas hacia una vida santa); y ponemos nuestras vidas en las manos de Jesús por pedir que Él entre a nuestras vidas como Salvador, Señor (Maestro), y nuestro Dios.
El Cielo y el Infierno
Los que creen en Jesucristo como Señor y Salvador son herederos de la vida eterna con Dios en el cielo. Los que no creen ya son herederos de la condenación eterna.
Seguridad del Creyente
Cuando una persona acepta a Jesús como Señor y Salvador, esta persona llega a ser un hijo de Dios y tiene seguridad para siempre en su salvación. Nada puede separar a la persona de Dios.
La Iglesia
La iglesia es el cuerpo de Cristo y consiste únicamente de los que han nacido espiritualmente. El Reino de Dios consiste de todos los que han creído por fe en Jesucristo, el Hijo de Dios de todas las épocas.
La Proclamación del Evangelio de Jesucristo
Jesucristo mandó que todo aquel que cree en Él fuera a hacer discípulos a toda nación; bautizándolos y enseñándolos que creen (Mateo 28:18-20).
El Bautismo
El bautismo es la inmersión de un creyente en agua. No salva a la persona. Proclama la fe de la persona en la muerte, sepultura, y resurrección de nuestro Señor, Jesucristo. EL bautismo de un creyente presenta un símbolo al creyente y al publico de la muerte y sepultura a la vida vieja – y la aceptación a (o resurrección a) una vida nueva en Cristo.
La Cena del Señor
La Cena del Señor, a veces conocido por “la comunión”, fue mandada por Jesucristo a sus seguidores. Como el bautismo, la Cena del Señor no salva a la persona. Debe ser practicada por los creyentes para recordar el sacrificio que hizo Jesús por nuestra redención de los pecados.
El Sacerdocio de Cada Creyente
El Nuevo Pacto con Dios proclama que el orden de sacerdotes del Antiguo Testamento ha pasado. En su lugar, Dios ha puesto el Nuevo Pacto en el “corazón” de cada seguidor de Cristo. Por lo tanto, cada creyente sirve como sacerdote ante Dios a través de Jesús, el Cristo. En la misma manera, el Nuevo Testamento declara que todos los seguidores de Jesús son santos por su fe en el Hijo de Dios.
La Persona
La Biblia enseña que no hay distinción de personas en el reino de Dios. Dios reconoce el valor e igualdad de hombres y mujeres, de judíos y no-judíos, de esclavos y libres, y cualquier otra distinción que el hombre puede hacer, de los que siguen a Jesús (de Gálatas 3:26-29). Jesús nos enseño que servir a otros es el camino al liderazgo espiritual en Su Reino (Mateo 20:25-28).
La Mayordomía
Jesús nos enseñó que todo lo que poseemos es de Dios. Por lo tanto debemos ser fieles mayordomos (guardas) de todo lo que Dios nos ha encomendado – incluyendo nuestro tiempo, nuestras habilidades, nuestros recursos, y nuestro testimonio a otros.
La Segunda Venida de Jesucristo
En el día de Su ascensión de la tierra al Cielo, Jesús recordó a Sus seguidores que va a regresar. Declaró que vamos a verle regresar de la misma manera en que le vimos subir al Cielo. El Nuevo Testamento enseña que cuando Él regresa, será en el momento propicio de Dios. Llegará el fin de la tierra como lo conocemos y incluirá el juicio divino y destinos finales para toda la humanidad. Solamente Dios mismo sabe cuándo ocurrirá esto.
La Competencia del Alma
Dios creyó a la humanidad en Su imagen. Como discípulos (seguidores) de Su Hijo, Jesús, buscamos constantemente ser perfecto, como Dios es perfecto. Sin embargo, cada uno de nosotros nacimos con la libertad de escoger pecar o no pecar – y de aceptar o rechazar Su plan divino para nosotros en Su Hijo, Jesucristo.